Idea Principal del Texto:
El presente capítulo es una visión por parte del Apóstol San Juan (también autor del Evangelio de San Juan). En esta visión, se presenta he aquí la adoración celestial. La primera voz que este oye, la cual sonaría como una trompeta, le dice al Apóstol Juan: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas. (v.1). Después, resulta y pasa que el Apóstol San Juan he aquí estaba poseído por el Espíritu. Al ver la visión, nuestro amado Apóstol San Juan ve un trono establecido en el cielo, y en ese trono, alguien sentado (v.2). Según él, la persona que estaba sentada en dicho trono era alguien semejante a piedra de jaspe y cornalina… Sin embargo, lo que más llama la atención en el presente capítulo es el arcoíris con un brillo en esmeralda (v.3b), así mismo como los siete espíritus de Dios (v.5) proseguido por un mar de vidrio cristalino y cuatro seres vivientes llenos de ojos delante y detrás (v.6).
En los versículos 7 y 8, he aquí se explica la forma de cómo eran esos espíritus físicamente:
Primer espíritu: Según comenta el Apóstol San Juan, el parecido de este espíritu era semejante a un león.
Segundo espíritu: Algo parecido a un becerro.
Tercer espíritu: Un rostro de hombre (o ser humano, de acuerdo con la Nueva Versión Internacional)
Cuarto espíritu: Su físico era parecido al de un águila volando.
Después de la explicación, nótese la explicación que nuestro querido Apóstol San Juan revela en el v.8: Cada uno tenía seis alas (algo un poco enfermo de mente, así como los rituales enfermos que se encuentran en YouTube) y, en su cuerpo, tenían varios ojos. No paraban de decir “santo, santo, santo es el Señor…”.
Resulta y pasa que estos espíritus eran, de hecho, ángeles. Los cuales alababan solemnemente al Señor, y este Señor, era quien estaba sentado en el trono descrito en el v.2. (v.9).
Pero, que puede decirse de estos espíritus que están sentados en el trono del Señor. Bueno, los veinticuatro ancianos se postran adorando al Señor, el cual estaba sentado en trono descrito en el v.2, el cual, según ellos, era el que vivía por los siglos de los siglos.
El capítulo termina con una alabanza a ese Señor: Señor, eres digno de recibir la gloria, la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas (v.11 RV1960).
¿Cuál es el significado del presente pasaje?
“Juan es llevado a las puertas del cielo y ve el trono del universo. En contraste con el trono del emperador romano está bajo el arcoíris del pacto de Dios con la vida y con la tierra (4:3; Génesis 9:8-13). Dios se describe mediante la luz con que brillan unas piedras preciosas, posiblemente un verde suave, un rojo fuerte y todo el arco iris con verde fuerte predominante. Las joyas no tienen significado simbólico; son detalles descriptivos para pintar un cuadro en la belleza de Dios. El trono está rodeado por veinticuatro tronos subordinados (4:4), ocupados por sendos dignatarios (ancianos con coronas y tronos) que ejercen autoridad delegada por Dios. Pegados a las patas del trono hay cuatro seres vivientes (4:6) que simbolizan la vida de la selva (león), de la hacienda (toro), de la casa (el ser humano) y del aire (águila). Los ancianos y los seres vivientes simbolizan la autoridad y la vida, siempre en orden natural. Sobre todo, son los liturgistas de un gran culto. Siempre que los seres vivientes pronuncian su gran “Sanctus” (4:8), los ancianos dejan sus tronos, se arrodillan ante Dios, se quitan sus coronas y las colocan a los pies de Dios para adorar al Creador, quien les ha dado su poder (4:9-11). Este capítulo da muchas lecciones sobre el ejercicio del poder en todos sus niveles.” (Stam, 2019, pp.2505-2506)
“Justo antes de que Juan viese la visión de la ira de la tribulación, he aquí ve una visión desde el cielo. Algunas características de la visión celestial son identificadas. Las siete lámparas de fuego son los ‘siete espíritus de Dios’. Varias características son obvias, significa que no se interpretan. Aquel que se sienta en el trono (vv.2-3), por ejemplo, es claramente Dios. El trono (4:2) representa la soberanía y el reino de Dios.
Otras características de la visión nos dejan solo sin una explicación. La identidad de los veinticuatro ancianos, por ejemplo, no es dada y ni es inmediatamente obvia. Lo más probable es que ellos representen a la iglesia en donde son distintos de los ángeles en 5:11 y muestran, he aquí, las oraciones de los santos (5:8). Sus prendas blancas, así como sus coronas de oro, son presumidamente símbolos de su pureza y sus recompensas.
Finalmente, algunos elementos de la visión no pueden ser identificados del todo. Estos incluyen el arco iris (v.3), los destellos de los relámpagos y los truenos (v.5), el mar de vidrio (v.6) y las cuatro criaturas vivientes (v.7).” (Sailhamer & Frees, 2011)
Un análisis neurodivergente al pasaje bíblico.
Para analizar neurodivergentemente este pasaje, cabe destacar que lo presente hace parte del Apocalipsis. Y en su efecto, he aquí hace parte principalmente de la literatura apocalíptica. Actualmente me encuentro cursando último semestre de Teología en la Universidad Reformada aquí en Barranquilla, y me resuena el debido proceso de que dicha universidad es teológicamente liberal en cuanto a su doctrina y orientación espiritual. Sin embargo, es muy resaltante y gozoso el ojalá estudiar este pasaje desde sus lenguas originales. Sin embargo, como ese no es el caso en la presente sección del presente artículo, cabe tener el derecho de interpretar la Palabra de Dios a partir de la escuela alegórica de la hermenéutica.
El subtítulo del presente pasaje tiene que ver claramente con la adoración celestial. Según nos comenta el Apóstol San Juan, las visiones y demás son explícitamente espíritus que adoran a Dios. Ilustraciones clave como el arco iris, la esmeralda (algo muy característico de mi país, Colombia, en cuanto a sus riquezas naturales), e inclusive las antorchas, quienes representan los siete espíritus de Dios. Si de verdad uno quiere aprovechar el tiempo para poder sacar el jugo a este pasaje, esto necesita dedicación. Sin embargo, mi persona con una discapacidad psico-social hace una breve explicación de lo que podría ser el contexto de un TEA en cuanto a esta visión por parte del Apóstol San Juan:
El Espíritu que habla Juan en el v.2 (πνεύματι) es literalmente “humildad” (Swanson, 1997, p.267). En mi humilde interpretación, el Apóstol San Juan estaba siendo poseído por el Espíritu de la humildad. Algo que caracteriza mucho el fruto del espíritu (cf. Gálatas 5:16-26). Hay algo muy notorio que debo resaltar al aprovechar el significado original del texto seleccionado de la literatura apocalíptica, y es el hecho de que no hay que dejar que la humildad se vuelva un pecado. Lo explico, la humildad quiere decir que nuestra discapacidad NO nos da el derecho a portarnos mal y a marginar a otros cuando hay más personas que quieren enfocarse es en lo malo.
“Jesús te quiere a ti, no lo que puedes o no puedes hacer. Él te ama y se preocupa por quién eres tú en tu interior. ¿Eres bueno y honesto? Cuando alguien te ayuda, ¿te tomas el tiempo de decirle: ‘gracias’? ¿Eres agradecido por todo lo que tienes o sientes envidia de otros? Tu discapacidad no te da el derecho de portarte mal. Siempre trata de probar nuevas cosas, y haz lo que eres capaz de hacer. Jesús solo espera que des tu mejor esfuerzo. No te compares con los demás. En lugar de eso, anímalos y ora por ellos” (Eareckson Tada y Bundy, 2012, p.175)
Sin embargo, se debe recalcar que el Espíritu del que habla Juan es la humildad, y es que, en este sentido, la humildad nos puede llevar a tener un encuentro místico con el Señor y sus huestes espirituales del cielo. Todo esto lo digo con referencia a la visión del Apóstol Juan sobre el trono (θρόνος). Literalmente, el trono es algo grande de lo usual, usado específicamente para un gobernante. No obstante, puede referirse a un trono sobrenatural con referente a Colosenses 1:16 (Swanson, 1997, p.150).
En fin, todo esto se relaciona directamente con el Espíritu mencionado por el Apóstol San Juan en el v.2 del presente capítulo. Ese Espíritu, no obstante, no hay que abusarlo. Porque a veces la humildad se convierte en avaricia. Y la avaricia se convierte es codicia, y la codicia se convierte en orgullo, y así sucesivamente. No muy recientemente viajé a Bogotá, específicamente a un campamento en La Vega (Cundinamarca, Colombia) organizado por la Fundación Young Life, enfocado en el entrenamiento de líderes. Recuerdo haber dicho “No voy a ganar almas neurotípicas nunca más”, y ¿saber que me respondió la directora de Young Life Barranquilla? Su respuesta fue que todos los que me estaban asistiendo en aquel campamento en La Vega eran neurotípicos, “¿Y que si el Señor te coloca almas neurotípicas en tu camino?” Prosiguió ella. Es entonces que digo que no hay que permitir que la humildad se convierta en avaricia, ni en codicia, y mucho menos en el egoísmo.
Pero, ¿Por qué relaciono el Espíritu con la humildad y que hay de aquellos seres espirituales, incluidos los siete espíritus de Dios? Honestamente, este estudio bíblico inductivo es más que reflexivo y devocional que aferrado directamente a un estudio académico o exegético de la Biblia misma. Sin embargo, para apuntar más a la Biblia y a la discapacidad, cabe destacar que se necesitan aquellos verbos, sustantivos, adjetivos, acentos y demás palabras provenientes del griego y el hebreo, idiomas de los cuales nuestras Biblia fueron escritas originalmente para lograr que ese devocional sea sustancial a eso y no caer en la desdicha de la bibliolatría.
¿Cómo este análisis puede ser aplicado a los desafíos del sufrimiento en personas con discapacidad?
En la sesión anterior, se vio un reflejo de como el Espíritu en el cual San Juan estaba se relacionaba directamente con la humildad. En esta última sesión del presente artículo, he aquí se tratará de explicar verdaderamente el significado de Dios y relacionarlos directamente con el sufrimiento de personas con discapacidad.
“Entre los atributos que se le dan a Dios se impone particularmente a la atención el de kathémenos, “sentado en el trono”. Inculca la capacidad del dominio de Dios sobre la historia. Alrededor de Dios sentado en el trono (cf. 4:2ss) hay todo un contorno misterioso, pero significativo: “encontrarnos con los veinticuatro ancianos”, que representan con toda probabilidad esquemas relativos a personajes del AT y del NT, los cuales, llegados ya personalmente a la meta escatológica, ayudan a la Iglesia todavía en camino. Son nuestros santos. Junto a los ancianos, siempre alrededor del trono de Dios, están los “cuatro vivientes”: Figuras simbólicas sumamente complejas, sacadas de Ezequiel, pero repensadas creativamente por el autor para expresar muy probablemente un movimiento ascendente y transcendente de intercambio entre la trascendencia de Dios y la zona de los hombres. Y del trono sale un impulso por parte de Dios hacia la historia (cf. 4:5)” (Nuevo Diccionario de Teología Bíblica, 1990, p.125)
Aquel que está sentado en el trono (kathémenos), he aquí tiene toda autoridad de permanecer en la tierra y hacer lo que le plazca conforme a Su voluntad. Aquella persona es sin duda alguna, Dios, y ese Dios, es Jesucristo, y ese Jesucristo es completamente el Espíritu Santo. Sin embargo, asimismo como aquel que está sentado sobre el trono, están sus siete espíritus (epta pneúmata), y en sus siete espíritus, están un grupo de seres espirituales con varios ojos en las extremidades de sus cuerpos, después, varios seres vivientes que al final del presente capítulo de un libro muy influyente en la literatura apocalíptica. Todos esos seres vivientes son, alegóricamente, la celestial guardia suiza del cielo. Posteriormente, hay un cierto pasaje del Apocalipsis el cual, demuestra como los seres espirituales abordan directamente la fiesta celestial en el cielo (cf. Apocalipsis 19:9-21).
Angello Forero
Barranquilla, Colombia
Trabajos citados
Eareckson Tada, J., & Bundy, S. (2012). Más Allá del Sufrimiento: Ua perspectiva cristiana del ministerio a las personas con discapacidad. Joni and Friends.
Nuevo Diccionario de Teología Bíblica. (1990). Ediciones Paulinas.
Padilla, R. C., Acosta, M., & Velloso, R. (2019). Comentario Bíblico Contemporáneo. Ediciones Kairos.
Sailhamer, J., & Frees, D. (2011). NIV Bible Study Commentary. ZONDERVAN.
Swanson, J. (1997). Diccionario de Idiomas Bíblicos-Griego. Logos Research Systems.